jueves, 7 de julio de 2016

APUNTES SOBRE LA CONDUCCIÓN EMOCIONAL,Manuel Nogales, (ETRASA)

“La educación emocional es la respuesta a los retos que nos plantea la Educación y Formación Vial de las personas”


Macintosh HD:Users:maitecanamares:Desktop:CivlOICWgAEVTRL.jpg-small.jpegUna emoción es el estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente, que surge de forma brusca y súbita, influidos por la experiencia. Simplificando, cuando conducimos el ambiente podría ser la situación del tráfico y la experiencia sería la suma nuestras actitudes, creencias, deseos y motivaciones sobre esa situación concreta del tráfico en función de todo lo aprendido y vivido hasta la fecha.
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Insistimos en lo de simplificando porque aunque desde hace unos años se está prestando mucha atención al tema de las emociones y son numerosísimos los estudios sobre “Inteligencia Emocional” –terminó que acuñó Daniel Goleman en 1995–, su aplicación se ha centrado mucho en el ámbito educativo y empresarial, pero muy poco en el tema del tráfico. Fue sin duda por ello que en las pasadas XI Jornadas Estatales de Educación Vial, todos al unísono sintiésemos una emoción básica –ALEGRÍA– cuando Manuel Nogales, en su maravillosa ponencia, nos invitó a reflexionar sobre “Conducción emocional”.

  1. Si las emociones son el motor de la persona, la movilidad también es emocional

Efectivamente si las emociones son intrínsecas al ser humano, se han de tener en cuenta en aras a una movilidad segura y sostenible. Manuel Nogales nos definió la Inteligencia Emocional como “la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones, y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual”. Es la capacidad de interactuar con el mundo de forma receptiva y adecuada.

En materia de Seguridad Vial, es evidente que el tráfico genera emociones y nuestros estados emocionales también se trasmiten al ámbito de la conducción, es como una carretera de doble sentido. “Pero el reto no es tener conductores emocionalmente inteligentes –afirmó Manuel Nogales–, sino convertir la movilidad en sí en un concepto emocional. Una persona antes de actuar como conductor, lo ha hecho como peatón, usuario de un vehículo o del transporte público. Por eso al hablar de emociones no podemos centrarnos específicamente en la conducción, lo que sería hablar únicamente de una parte del enfoque, sino abarcando toda la amplitud de la movilidad”.
  1. Las emociones básicas y la Educación Vial. Todo aprendizaje tiene una base emocional.

Las emociones básicas son seis:
AVERSIÓN
ALEGRÍA
IRA
MIEDO
SORPRESA
TRISTEZA
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Pie de foto:
En la película de animación “Del Revés”, 5 personajes que representan cinco emociones básicas ayudan a Riley –la niña protagonista– a relacionarse con el mundo. En el filme no aparece la emoción Sorpresa porque según, Paul Ekman, archifamoso psicólogo asesor de la película, la “sorpresa” es la emoción más corta y aparece puntualmente para dejar paso al resto de emociones (aversión, alegría, ira, miedo y tristeza)

Son tan básicas que, desde la cuna, las compartimos con muchas especies del reino animal –nuestras mascotas también sienten emociones–, pero dependiendo del carácter, de las experiencias vividas, del aprendizaje y de cada situación concreta, las vamos moldeando y adaptando, en función del aprendizaje familiar y cultural. “Si el desarrollo emocional se produce a lo largo de la vida y la Educación Vial se va configurando durante el crecimiento, deberíamos tener estrategias y actuaciones diferenciadas en función de cada emoción básica –explicó Manuel Nogales–.  Es más, si en la actualidad debatimos sobre la formación a lo largo de la vida, sería conveniente que tuviéramos presente las emociones en cada una de sus etapas”.

3. Las emociones afectan a la movilidad porque están incorporadas a lo cotidiano

“Forman parte del ADN de nuestro comportamiento, las emociones determinan nuestras acciones desde que nacemos y a lo largo de toda la vida. Esa es la razón básica y sencilla de por qué también afectan a nuestra movilidad”. Queda claro que las emociones influyen en la conducción por lo que debemos tenerlas en cuenta en la formación de los conductores. Como afirma Manuel Nogales, “no se trata de saber y saber hacer, el muy importante el saber ser”.

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